¿Y si los extraterrestres están extinguidos?

La teoría del Cuello de botella de Gaia dice que la vida pudo haber comenzado en muchos planetas pero fue incapaz de arraigar




por  J. de Jorge | Madrid

Hace decenas de años que la humanidad espera recibir un saludo de otros mundos y solo ha obtenido silencio. Proyectos como el SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligente) para la búsqueda de vida inteligente en el espacio se han prolongado sin ninguna señal registrada en sus instrumentos que indique la presencia de civilizaciones alienígenas. Sin embargo, es probable que el Universo esté repleto de planetas habitables, rocosos y húmedos, con los ingredientes y las fuentes de energía necesarias para la vida. Entonces, ¿por qué no hemos recibido aún una respuesta? ¿Por qué no hemos encontrado rastro de vida, aunque sea muy sencilla, por ninguna parte? Es lo que se llama la paradoja de Fermi, expuesta por el físico Enrico Fermi en 1950 y que todavía no tiene solución.

Astrobiólogos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) plantean una explicación no muy optimista, una teoría a la que llaman Cuello de botella de Gaia. A su juicio, los alienígenas no existen no porque sean un imposible fantástico propio de las películas de ciencia ficción, sino porque la vida en otros planetas probablemente fue muy breve, acabó muy rápido debido al calentamiento desbocado o al enfriamiento en esos mundos. La conclusión es que los alienígenas están muertos, extinguidos.

«Probablemente, el Universo está repleto de planetas habitables, por lo que muchos científicos piensan que debe de estar lleno de extraterrestres», dice Aditya Chopra, de la Escuela de Investigación de Ciencias de la Tierra de ANU y autor principal del artículo, que se publica en la revista Astrobiología. Pero, «la vida temprana es frágil, por lo que rara vez evoluciona con la suficiente rapidez para sobrevivir -añade-; la mayoría de los ambientes planetarios son inestables cuando nacen. Para producir un planeta habitable, las formas de vida necesitan regular los gases de efecto invernadero, como el vapor de agua y el dióxido de carbono para mantener estables las temperaturas de la superficie».

Hace unos 4.000 millones años, la Tierra, Venus y Marte tenían posibilidades de ser habitables. Sin embargo, más o menos mil millones de años después de su formación, Venus se convirtió en un invernadero y Marte se congeló. La vida microbiana temprana en Venus y Marte, si es que alguna vez hubo alguna, no logró estabilizar el entorno rápidamente cambiante, explica el coautor Charley Lineweaver, profesor del Instituto de Ciencia Planetaria de ANU. Sin embargo, «la vida en la Tierra pudo jugar un papel importante en la estabilización del clima del planeta», añade.

Chopra cree que su teoría resuelve un rompecabezas. «El misterio de por qué todavía no hemos encontrado indicios de vida extraterrestre puede tener menos que ver con la posibilidad del origen de la vida o de la inteligencia y tener más que ver con la rareza de la rápida aparición de la regulación biológica de los ciclos de retroalimentación en las superficies planetarias», explica.

El Cuello de botella de Gaia lleva a una extinción casi general de la vida extraterrestre. «Una predicción intrigante de este modelo es que la gran mayoría de los fósiles en el Universo serán de vida microbiana extinta, no de especies multicelulares como los dinosaurios o humanoides que necesitan miles de millones de años para evolucionar», apunta Lineweaver.


Fuente: abc.es

No hay comentarios.:

Publicar un comentario