La propuso el recientemente asumido Director de la Agencia Europea para el Espacio. Existe un proyecto de Norman Foster para un módulo lunar, el cual podría fabricarse con una impresora 3D.
No se anduvo con vueltas el profesor Johann-Dietrich Woerner, el nuevo Director de la Agencia Europea para el Espacio (Esa), cuando le preguntaron qué planes tenía para su gestión al frente del organismo. "Quiero hacer una ciudad sobre la cara oculta de la Luna (...) podría ser un esfuerzo colaborativo de todas las naciones, además de servir como un eslabón desde donde profundizar investigaciones sobre lo más profundo de la galaxía", declaró en una entrevista con la BBC.
Se sabe que desde 2011 el emprendimiento Mars One está preparando una expedición a Marte para el 2026, con la idea de instalar un asentamiento humano en el planeta rojo. Sin embargo, Woerner plantea que sería más beneficioso dirigir todos esos esfuerzos hacia la Luna, como un paso previo donde probar la implementación de la tecnología que requeriría vivir en el espacio. Según una encuesta conducida por el canal británico entre especialistas en el tema, la gran mayoría pronostica que la Luna volverá a estar dentro de nuestros proyectos espaciales más inmediatos. La cuestión inevitablemente da lugar a un debate: ¿es posible construir una ciudad allí? ¿Debería hacerse?
La ciudad que imagina Woerner estaría compuesta por laboratorios, talleres de manufactura, generadores de energía, invernaderos y plantas para procesar el agua lunar, además de centros comunitarios, barrios e iglesias. A la hora de pensar cómo materializar esto, el primer desafío es saber aprovechar las condiciones naturales de la luna para el proyecto. Por ejemplo, lo ideal sería construir dentro de "valles" que se han encontrado sobre la superficie lunar, que en algunos casos tienen hasta 900 metros de diámetro. Estos pueden proveer protección frente a la radiación solar y los impactos de meteoritos, así como también ofrecer resguardo frente a las bruscas variaciones de temperatura, que puede llegar hasta los 120 grados centígrados durante al día, para caer hasta los -220 por la noche.
No es la primera vez que esta propuesta surge desde la Esa. En 2013 incluso se llegó a encargarle al arquitecto inglés Norman Foster (autor de la nueva sede del Ejecutivo porteño en Parque Patricios) un prototipo de módulo que pudiera instalarse sobre la Luna y resistir la rigurosidad del espacio. La unidad consistía en una estructura construida principalmente usando roca lunar (conocida como regolito), de manera tal de resistir impactos de lluvia de meteoritos. Podría alojar hasta cuatro personas, y las instalaciones internas se materializarían a partir de cápuslas inflables que llevarían a bordo de la unidad espacial. Una vez en el sitio, se emplearía una impresora 3D para construir la coraza hecha de regolito, y se la colocaría, tramo por tramo, por sobre las piezas internas infladas para protegerlas.
(clarin.com)
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